Reinventando a los Dioses.
Tengo que reconocerlo, soy un enamorado de los comics de superhéroes, y aunque mi primera reacción es tirar piedras contra Marvel, acabo contando títulos que colecciono al mes y realmente es de quien más tengo. Quien sabe si lo que me gusta es el masoquismo o es que el espíritu de niño pequeño con gusto nulo para una historia o un personaje aflora en mi cada vez que veo la letra X o el nombre Vengadores.
El caso es que desde hace ya algunos años, en la casa de las ideas, han intentado reinventar el superheroe tal y como lo conocemos (realmente creo que es lo que llevan intentando hacer toda la vida). No utilizando esos toques
de oscuridad que a veces caracterizan a DC, si no, utilizando un determinado número de guionistas, que lejos de ser más comerciales o pudiendo alejar lo máximo de la “normalidad” del cómic de superhéroes ya que en Marvel con la dirección que tienen, es imposible no ser comercial, intentan hacer que renazca el personaje, con un punto de vista completamente diferente. El caso es que en esta pequeña reseña, hablo del Dios del trueno, Thor. Nunca fui un fan de Thor, ni tan siquiera, un seguidor, pero si que es un personaje que cuando lo he leído en otras series, como Vengadores, siempre tuvo mucho carisma para mi. Quizás porque estoy harto de ver tanta ponzoña superheroica y tener la figura de un Dios ayudando realmente a la humanidad, es algo que siempre me ha parecido, cuanto menos, interesante (ríanse de Jehová o de Buda ayudando al tendero de ultramarinos de la esquina, atracado por un Yonki con aires megalomaníacos) . El caso es que lo poco que he leído de Thor, me pareció un bucle, de algo que se repite, y se r
epite y así constantemente, como leer una y otra vez X-Men, y es algo de lo que uno se termina cansando. Lejos de tirar por tierra algo de lo que no tengo excesivos datos, me informé por gente y por la red sobre todo, y vi, que realmente la colección sufrió un gran estrago y una fuerte patada en los pendientes reales, cuando el Ragnarok (fin del mundo según la mitología nórdica) se repetía constantemente, hasta que todos los dioses nórdicos desaparecieron por fin. Estratégico movimiento de Marvel, para no hundir más aún a su personaje en restos fecales. Imaginaos, la situación, el fin del mundo se acerca, las trompetas suenan y las legiones de muertos se levantan. Corten!!! Es un simulacro. De nuevo, las trompetas suenan, las legiones, bla bla bla, y así varias veces. ¿Quién se cree que el fin se acerca?
Algo de este personaje me llamó la atención, y eso fue, cuando vi que Garth Ennis, guionizaba Vikingos. Decidí comprarlo (tampoco me hizo falta demasiada decisión) y al final lo leí. Creo que es una de las mejores
historias que he leído de este personaje, desde un enfoque, por supuesto, muchísimo más salvaje. Esto, unido a lo anterior que leí de la serie de los Dioses nórdicos, Loki, que me pareció bastante original, hizo que cuando escuché la noticia de que volvía otra vez la serie regular de Thor, se me erizasen los pelos del cogote, de miedo y de terror, pero por otra parte, desde que leí la noche de los demonios, tengo bastante respeto a Strazcinsky, pese que a la novela no era ninguna maravilla, y me enteré que era el ni más ni menos quien se iba a encargar de guionizar la serie. A esto le sumé que los extraordinarios dibujos de Oliver Copiel son una delicia visual y un auténtico orgasmo ocular artístico y dije, voy a darle una oportunidad.
Dicho y hecho. Me hice con el primer número y no me decepcionó en absoluto. Una historia bastante interesante, que me recuerda un poco al legado de Superman, en el que se transforma al héroe utilizando la formula mágica de dotar al personaje de unos sentimientos y comportamientos humanos, que ya hiciera Claremont en los años gloriosos de la patrulla X, mezclandolos con la situación mundial actual, lo que hace que el personaje sea más “humano” y pueda conectar en algo con el lector. Tras ver la salvajada de Civil War con un ojeroso Iron Man clonando al Dios del trueno, el regreso de Thor podía ser de lo más interesante. Y así ha sido. El guionista se ha centrado en un argumento a lo paco lobatón endiosado, en el que el hijo de Odín, tiene que encontrar su sitio en el mundo actual tras su desaparición y la de todos los dioses nórdicos, buscando en que humano pueden estar encarnados sus congéneres. En los cuatro primeros capítulos es lo que más ha llamado la atención y de hecho el arco de la historieta es esa búsqueda y se ha transformado en lo principal, con un asgard entronado en la tierra, pero totalmente vació y desértico, en el que Thor deambula cuestionando un montón de cosas, y buscando la manera de traer a todos sus antiguos habitantes.
Tras leerlo desde luego a mi se me ha quedado un muy buen regustillo en el paladar, y seguiré leyendolo mes a mes, esperando ver más frases como “los problemas de África debe resolverlos Africa. No se pueden solucionar desde fuera, y especialmente no por hombres blancos”.
Altamente recomendable..... Por el momento.
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